miércoles, 23 de febrero de 2011

Añorado encuentro: un bolero increíble

Por Carlos Manuel Álvarez Rodríguez
Portada de la nueva producción del ICRT
Los poemas a la muerte son engaños. La muerte es la muerte.
TOKO
Cambio el canal. Ya ni siquiera veo la pelota. Son muchas las razones y una sola la decepción. No conozco al pitcher. No conozco al bateador. He olvidado sus nombres. Ya no sigo las estadísticas ni sufro demasiado con las derrotas. Y eso es pecado. Los lanzadores y los bateadores cubanos son como el testamento de Eliseo Diego. Inmortales.

martes, 8 de febrero de 2011

María de todos los ángeles



Por Jaime Masó Torres
“… y al cerrar mis ojos definitivamente aspiro a que (…) no me recuerden sobre un escenario, sino como una mujer sencilla, con defectos y virtudes, inmersa en sus ocupaciones habituales y merecedora, a su debido tiempo, de lo necesario para hermosear la vida. Deseo que también piensen en mí como una cubana fiel, sensible, romántica…”
                    María de los Ángeles Santana
Como si “la resaca de todo lo sufrido se empozara en el alma”, la mano ruda de la realidad nos golpea el rostro: en la noche del lunes siete, murió María de los Ángeles Santana. De repente, se agolpan los recuerdos como ráfaga y llueven las anécdotas e historias de quien supo ganarse, por derecho propio, el cariño de toda una Isla. Para establecerse en las puras esferas de lo divino, María de los Ángeles obvió toda superstición y se marchó sin hacer el más mínimo rumor. 

viernes, 4 de febrero de 2011

Mi pueblo huele a olvido

Por Julio Batista
Mi pueblo huele a olvido. No a un simple rastro de olvido en el aire, no. Es un penetrante olor de esos que asfixia cuando se entra en contacto con él. Algo parecido a lo que debieron sentir los soldados aliados durante la Primera Guerra Mundial, cuando el 22 de abril de 1915 el ejército alemán descargó sobre ellos 160 toneladas de cloro gaseoso.

miércoles, 2 de febrero de 2011

“(…) la literatura es un oficio de una larga, larguísima paciencia”


Saruzky, Premio Nacional de Literatura 2004
Lo dice Jaime Sarusky Miller, intelectual de las letras a quien está dedicada la XX Feria Internacional del Libro de La Habana, junto al historiador Fernando Martínez Heredia
Por Jaime Masó Torres
Convertir a la literatura en un asidero emocional, me parece, un pretexto de quienes se atreven a cargar en el hombro la responsabilidad, más que placer, de escribir. Sin embargo, hacer de  la literatura la herramienta para contar historias atractivas, basadas en la investigación profunda y analítica, recibe también el mérito. No estoy diciendo que el poeta no plasme en sus versos fragmentos de su vida o la de sus amigos, ni que un tipo de escritor se sobreponga al otro, nada de eso. A lo mejor, quien se detuvo –como regla esencial para crecer en este campo- ante la obra de Jaime Sarusky (La Habana 1931), encontraron la combinación de ambas cosas. Es Jaime Sarusky Miller, más allá de escritor, periodista e investigador, un intelectual cuyos trabajos, al decir Nancy Morejón, “ha contribuido como nadie al dibujo certero de esas minorías étnicas que en el Caribe nuestro han aportado y siguen aportando al perfil definitivo de una existencia sometida (…)”.