Faltan fotos, pero sobran recuerdos |
Por Julio Batista
Mi amiga estaba en Cuba, y eso era lo más importante por el momento. La Rubia no había perdido nunca la comunicación con nosotros pero hacía ya cuatro años que nos veíamos solo por fotos y las conversaciones se resumían a largos emails en los cuales no poníamos al corriente de las cosas que sucedían en nuestras vidas. Por eso, cuando unos días antes de su llegada me escribió para confirmar el viaje, solo tuve como objetivo organizar mi tiempo para priorizar la escapada a la playa con ella y nuestras amistades.
Si digo que no estaba inquieto por verla sería mentira. ¿Cuánto habría cambiado en este tiempo? ¿Qué nos diriamos? Porque no es lo mismo escribir que hablar cara a cara. Pensaba en eso cuando la vi y mis preocupaciones se hicieron humo. Al estar frente a un amigo, sin importar los años de ausencia, no hacen falta protocolos. Bastó un abrazo, uno de verdad, y mirarnos a los ojos; seguiamos siendo nosotros, los mismos que se quedaban dormidos en el aula a causa de los zurcos de papa, los que odiábamos la química, las tareas y los noticieros.
¿Ponerse al día? ¿Para qué? Lo más importante era que estábamos ahí, rodeados de nuestros amigos, que podríamos pasarla de maravilla como antes. No era necesario preguntarle, el resplandor que mostraba su rostro lo decía todo. No estaba tranquila ni un instante, ni siquiera sobre la cama del camión que nos llevó hasta Guanabo, pero ¿quien podía estarlo?, si no me equivoco era la primera vez que nos reuniamos casi todos desde que comenzáramos la universidad.
El día duró un segudo, y antes de que nos diéramos cuenta ya la noche estaba sobre nosotros, mas eso no nos detuvo, y con la arena como asiento recordamos los mejores momentos del maravilloso tiempo que compartimos en el pre. Mirando aquel grupo me asaltó una idea que me hizo pensar: los que allí estábamos nos conocíamos, al menos, desde hace ¡seis años! Se dice fácil, pero han pasado tantas cosas en ese tiempo. Sin embargo seguiamos siendo los mismos, y para probarlo hicimos algo casi olvidado, una diversión de la cual disfrutábamos cuando éramos niños de apenas 10 años, jugamos a la pañoleta (todo cubano de menos de 35 años lo han hecho, solo que algunos lo llaman de otra manera o no se acuerdan) hasta casi la medianoche.
Ella no pudo con la carga del día y al buscarla la encontramos dormida, envuelta en la toalla, arrullada por las olas que incansablemente llegan a la orilla. Tranquila como si estuviera en la más cómoda de las habitaciones.
Días después descubrí que no tenía fotos del viaje, y le escribí a mi amiga para conseguirlas. En su respuesta me decía que buscándolas se había percatado, para su pesar, de que eran muy pocas y se lamentaba: "La verdad creo que debimos tomar mas fotos" . Quizás tenga razón, quíen sabe si a la vuelta de algún tiempo los detalles comiencen a mezclarse con nuestra imaginación. Es probable que no recordemos exactamente lo que sucedió, y sí lo que quiesiéramos hubiera sucedido, pero eso no restará un ápice de valor a la alegría que desbordamos, a las risas y el sol compartidos, al cuarto donde "mágicamente" nos acomodamos 19 personas para disfrutar del aire acondicionado.
Si Rubia, quizás tengas razón y nos faltan fotos, pero nos sobran recuerdos, excelentes recuerdos de un día en el cual tuvimos de nuevo 16 años y el tiempo dejo de tener sentido, en el cual no parecía que habías estado ausente por cuatro años. Por eso al ver tu afirmación-pregunta "La pasamos de lo mejor!!! verdad???", solo tuve por respuesta una sonrisa.
leyendo tus palabras hasta unas lagrimitas se me salieron... es verdad que faltaron fotos pero recuerdos que nunca olvidaremos siempre tendremos... gracias a todos por ese maravilloso dia!!! los quiero siempre!!!
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